Felipe es un librepensador, de esas personas con mente clara que a la vez posee un instinto innato por el que tiene la sabiduría de dejarse guiar. Y rara vez le falla. Es un espíritu independiente que ve inspiración en la libertad de hacer y deshacer, de crear y reinvertirse.
Robusto, enérgico, de mirada intensa y mente emprendedora, un explorador en constante búsqueda de la oportunidad, del negocio. Una combinación perfecta entre la agilidad de su pragmatismo y su visión estratégica, una mezcla inusitada que le dota de la habilidad de proyectar y tomar decisiones como una precisión asombrosa. Como dice él, “hay que ver el futuro para vivir el presente de la mejor manera posible”. Es esa fusión entre visionario y pragmático, esa capacidad de ver claro el qué y el cómo antes que los demás, lo que en ocasiones le hace ser muy directo y parecer algo impaciente cuando entona el mantra de “vamos tarde”.
Dicen que tiene madera de mentor, capaz de retar a las personas cada día, de ver en ti más de lo que tú ves, de acompañar en la distancia, dejando hacer… siempre dejando hacer. Y dicen que sabe disfrutar de la vida, del presente, de los pequeños momentos que hacen grande a un día, de una buena paella con amigos, de una eterna conversación tras una eterna jornada. Así es Felipe, un incansable, un vitalista de mente clara e instinto afilado. Uno de esos perfiles más que necesarios.